La tensión sobre el sistema de salud que genera la pandemia se expresa de múltiples maneras. Una de ellas tiene que ver con la vital provisión de oxígeno, que incrementó un 330% su consumo durante abril en los hospitales de la Provincia de Buenos Aires. El abastecimiento que depende en un 95% de proveedores privados está garantizado pero, de manera preventiva, el gobierno provincial lanzó un plan de contingencia para ampliar la producción desde el sector público.
Esta estrategia incluye la instalación en las próximas semanas de 17 plantas móviles de oxígeno en las UPAs y una en Ensenada, que ya está en funcionamiento. Además, ya están produciendo las plantas en el Hospital San Roque de Gonnet que se sumó a la del Iriarte de Quilmes, que volvió a estar activa el año pasado. A estas acciones, se le incorpora la compra de 2 mil tubos para fortalecer el stock en los hospitales.
Por otro lado, la Provincia adquirió 3 mil concentradores de oxígeno, de los cuales 300 ya fueron recibidos. Proporcionan oxígenoterapia a los pacientes en concentraciones sustancialmente más altas que las del aire ambiente y mantiene estable el nivel de oxígeno en la sangre. Es un dispositivo individual y tiene un suministro infinito, mientras tenga aire disponible y energía que le permita funcionar.
“Además de la producción, otra de las dificultades tiene que ver con la distribución y la logística para el abastecimiento. Es por eso que me puse en contacto directo con los responsables de las empresas proveedoras de oxígeno para ajustar la planificación y estar al tanto de cada una de las contingencias”, sostuvo el viceministro de salud, Nicolás Kreplak.
El plan implementado por el gobierno provincial y la articulación con los proveedores privados permitirá garantizar este insumo esencial a los afectados por Coronavirus, para que ningún bonaerense se quede sin oxígeno, tal como sucedió en distintos países de Europa y de la región.